"Durante toda la tarde, y hasta bien oscurecido, permaneció sentado, perdido en tabaco y en meditaciones."
Arthur Conan Doyle, "El sabueso de los Baskerville"
Uno de esos personajes fascinantes que poblaron la Inglaterra victoriana, llena de fantasías y misterios, donde el racionalismo de una burguesía en apogeo convivía extrañamente, con el misticismo de algunos círculos cerrados. En medio de vampiros inmigrantes transilvanos, crímenes demenciales por las calles de Whitechapel, órdenes místicas de amaneceres dorados, viajes en el tiempo, doctores con personalidad escindida, fantasmas en castillos y eterna juventud preservada por cuadros fantásticos, el célebre detective puso su cuota de razón, infalible lógica deductiva, superando incluso en esto a su autor. No fue el comienzo del policial elegante ni el cierre del género, pero sin duda ha sido el personaje más iconográfico.
