A cualquier lado que dirigiesen la mirada por la rendija de la ventanilla, Jim y Lucas no veían más que dragones ocupados en sus quehaceres. Algunos preparaban café o cocían bollos directamente sobre el fuego que salía de sus narices. Naturalmente, se trataba de café especial para dragones, de bollos de alquitrán y harina de huesos, condimentados con veneno, bilis, pedazos de cristal y chinchetas. Todo para dragones.
2 comentarios:
Me gusta mucho esa influencia de El Bosco.
Saludos
Diego
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