Cuenta la leyenda que el tan preciado cuadro de Poly tenía un valor incalculable y mítico. No sólo por su arte sino porque en algún colorido rincón podía descubrirse; cuando el sol y el hielo lo encandilaban tangencialmente; al tan anhelado espejo mágico. Espejo, que según quien lo miraba, invitaba a entrar a una historia distinta. Una historia que sólo cobraba vida cuando alguien lo atravesaba. De lo contrario sólo era una imagen paralizada. Un cuadro, otro cuadro., y otro más.
La pregunta de algunos: ¿Cómo saber cuál imagen ocultaba un espejo y cuál no?
La respuesta de otros: Una vez que se iniciaba el robo, el espejo era el que pasaba de un cuadro a otro de una imagen a otra, contando infinitas y fragmentadas historias.
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